
Tras su muerte, el presidente George Bush ordenó que las banderas ondeen a media asta en todos los edificios gubernamentales de EEUU, así como en todas las legaciones y dependencias estadounidenses en el extranjero.
La exposición del cadáver de Ford en la cúpula del Capitolio, recinto reservado sólo para las grandes ocasiones -sólo diez presidentes, hasta ahora, han sido velados en este lugar- demuestra el respeto con el que EEUU quiere despedir a este hombre que, a treinta años vista de la dimisión de Richard Nixon, es considerado como un "salvador" del país.
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